
La Red Jesuita con Migrantes Guatemala (RJM) es una coalición de organizaciones vinculadas a la Compañía de Jesús que promueve el compromiso con personas migrantes, desplazadas y refugiadas, así como con otros agentes de cambio en la defensa de los derechos de los migrantes en los países de origen, tránsito, destino y retorno. En Guatemala, desde 2003, hemos coordinado diversas iniciativas para abordar la realidad migratoria a nivel nacional y regional.
En 2020, iniciamos un plan piloto en comunidades de origen, en particular en el Altiplano Occidental de Guatemala, donde el flujo migratorio es más significativo y donde la RJM está presente. Al principio, reflexionamos sobre la necesidad de formar grupos de apoyo psicosocial entre las mujeres que tienen familiares migrantes y, con el tiempo, identificamos otras formas de apoyo durante el proceso migratorio.
Este proceso ha sido posible gracias al apoyo de FLM/Jotay, un enfoque centrado en las personas que se enfoca en los derechos de las familias que quedan atrás debido a la migración. El acompañamiento ha sido un componente esencial de nuestro trabajo. A lo largo del tiempo, hemos aprendido que estar directamente con la población es la mejor manera de comprender sus situaciones y proporcionar un servicio más relevante y adecuado. En estos grupos, la primera dificultad es expresar con palabras las emociones intensas que las mujeres han sentido durante años y que, en algunos casos, solo ahora tienen la oportunidad de expresar.
Es importante destacar que, como Red Jesuita con Migrantes de Guatemala, no pretendemos resolver los problemas fundamentales de las vidas de estas personas ni las secuelas de sus experiencias migratorias. Nuestro objetivo ha sido brindar apoyo cercano y afectivo para abordar el dolor que queda atrás debido a la migración. Consideramos de suma importancia compartir las temáticas abordadas con una metodología apropiada y pertinente para estas poblaciones.

Todas estas experiencias nos han llenado de indignación ante las injusticias y la indiferencia de las autoridades y otras personas involucradas en las tragedias que muchas personas enfrentan.
También nos han impulsado a mostrar solidaridad hacia aquellos que se ven obligados a dejar sus hogares y familias debido a la falta de condiciones necesarias para vivir con dignidad en sus países de origen. Esto los lleva a viajar en condiciones inhumanas simplemente porque no tienen los medios económicos para hacerlo de manera segura.
Durante nuestros procesos de acompañamiento, hemos abordado temas como la ausencia de seres queridos, duelos prolongados y enfermedades somáticas. Sin embargo, también hemos sido testigos de la resiliencia tanto en las comunidades como en las familias, su capacidad para seguir adelante a pesar del sufrimiento y la ausencia de sus seres queridos, así como la fortaleza interna de mujeres, niños y niñas. Los grupos de autoayuda han proporcionado apoyo emocional, generando experiencias positivas que contribuyen a la sanación y la integración del dolor.
En el futuro, nuestra meta es continuar luchando por los derechos de las mujeres y brindar apoyo y orientación en la identificación de diferentes tipos de violencia que se manifiestan durante los procesos de acompañamiento. Es crucial seguir construyendo puentes hacia la solidaridad entre las mujeres para que puedan alzar su voz y hacer visibles sus experiencias relacionadas con la migración, exigiendo un mayor respeto por la vida.
