
En la aldea Paxcaman, ubicada en Flores, Petén, reside Olga Marina Chi, una valiente mujer que hace algunos años enfrentó una situación de violencia junto a sus hijas, dejando secuelas en su vida. Inicialmente, buscó ayuda con las autoridades gubernamentales en Guatemala, pero desafortunadamente no encontró la respuesta que necesitaba. Fue entonces cuando supo de la existencia de la Asociación Ixqik en San Benito Petén y decidió buscar su acompañamiento.
"La Asociación Ixqik nos brindó un apoyo invaluable durante todo el proceso. Tanto mis hijas como yo hemos recibido terapias que nos han ayudado a seguir adelante", comparte Olga con gratitud en su voz. Gracias al apoyo de Ixqik, lograron que su caso tuviera seguimiento y se tomara acción contra la persona que les hizo daño.

Olga enfatiza la importancia de saber que existen personas dispuestas a ayudar y de compartir con otras mujeres que sufren violencia que no están solas. En un principio, ella misma se sentía sin valor debido a mensajes negativos que había escuchado a lo largo de su vida. Sin embargo, al acudir a la asociación, descubrió su propio valor como mujer y aprendió sobre sus derechos fundamentales. "Es fundamental que las niñas y las mujeres sepan que son importantes y tienen un valor inmenso", afirma con convicción.
En Guatemala, existen organizaciones comprometidas en brindar procesos formativos y de sensibilización para que niñas, adolescentes y mujeres adultas puedan vivir en espacios dignos, libres de violencia. Estas iniciativas buscan empoderar a las mujeres, promoviendo su autonomía y equidad en la sociedad.
La historia de Olga Marina Chi es un testimonio poderoso de resiliencia y transformación. Nos recuerda la importancia de brindar apoyo y empoderamiento a las mujeres que han sufrido violencia, para que puedan reconstruir sus vidas y valorar su propia valía. Juntos, podemos trabajar para construir un futuro donde todas las mujeres vivan en espacios seguros y sean reconocidas por su indiscutible valor.
