
En la tranquila aldea de Sajcavilla reside María Cesárea Rac Boc, una mujer de 51 años y madre de cuatro hijos. Conversamos con ella para conocer su historia de lucha, superación y el papel transformador que ha tenido la Asociación Grupo Integral de Mujeres Sanjuaneras (AGIMS) en su vida.
Durante muchos años, Cesárea se dedicó a cuidar de sus hijos y llevarlos a la escuela, pero detrás de su aparente tranquilidad se ocultaban cicatrices emocionales causadas por la violencia de su pareja. Sin embargo, gracias al apoyo incondicional de sus compañeras en AGIMS, ha encontrado la fuerza para dejar atrás sus problemas y sentirse libre. Con una sonrisa en su rostro, comparte: "Me siento tranquila porque tengo el apoyo de mis compañeras. Eso me ha motivado a olvidar mis problemas y lo que viví con mi pareja. Ahora me siento libre".
La valentía de Cesárea para liberarse de la violencia y buscar una vida mejor ha sido inspirada por el amor y el aliento de sus hijos. Con alegría en su voz, comparte las palabras de ánimo de sus hijas, "ellas me dicen: 'Vaya madre, porque usted no está haciendo nada malo. Adelante, olvide sus problemas porque solo nosotras sabemos lo que usted ha vivido'". Esas palabras han sido un bálsamo para el corazón de Cesárea, impulsándola a seguir adelante en su camino hacia la sanación y la esperanza.

Durante doce años, Cesárea soportó una situación de violencia en su hogar. Enferma y traumatizada, buscó desesperadamente una salida y encontró en AGIMS un refugio seguro. Recuerda, "en el Juzgado de Paz me dijeron que existía AGIMS, y fui a buscarlas. Me abrieron las puertas y me dijeron que me ayudarían a olvidar mis problemas". Desde ese momento, Cesárea ha sido parte activa de AGIMS, participando en una escuela de tejido llamada "Sanando entre hilos", donde ha encontrado un espacio para compartir su historia y conectarse con otras mujeres. "Solo aquí hablo de lo que viví, porque solo aquí me siento segura hablando del tema", menciona.
AGIMS ha sido mucho más que un grupo de apoyo para Cesárea; ha sido un lugar donde ha encontrado fortaleza y capacitación para reconstruir su vida. Agradece a los donantes por el impacto que han tenido en su vida y en la vida de muchas mujeres indígenas que, al igual que ella, han enfrentado la violencia sin saber qué hacer ni a dónde acudir. Con humildad, expresa su gratitud: "Les agradezco a los donantes por lo que hacen por mí, por mi caso. Cuando sufrimos violencia, especialmente las mujeres indígenas, no sabemos qué hacer, ni a dónde acudir".

La historia de Cesárea es un testimonio poderoso de resiliencia y esperanza. A través de su participación en AGIMS, ha encontrado la fuerza para romper el ciclo de violencia y construir un futuro mejor para ella y sus hijos. Su valentía y determinación inspiran a otras mujeres que sufren en silencio, demostrando que la liberación y la sanación son posibles cuando se encuentran comunidades solidarias y se busca ayuda.
AGIMS continúa su arduo trabajo para apoyar y empoderar a mujeres como Cesárea, y gracias a los generosos donantes, pueden marcar la diferencia en la vida de muchas más personas. Cada historia como la de Cesárea es un recordatorio del impacto positivo que una organización comprometida y una red solidaria pueden lograr en la sociedad.