
En el 2015 surgió el Sector Interreligioso Centinelas, de una convergencia de diferentes movimientos religiosos y espiritualidades que buscan la dignificación de las personas; un principio de la defensa de los derechos humanos.
“Nos dimos cuenta que teníamos en común un principio fundamental de vida, la dignificación de la persona humana. Eso es lo que nos mueve. Y a partir de esos valores humanos nos conectamos con los valores de nuestras religiones”, comparte Misael Méndez, del Sector Interreligioso Centinelas.
En 2015, durante las protestas para pedir la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, personas de distintas religiones y espiritualidades coincidieron en la plaza, y vieron la necesidad de articularse para contribuir al bienestar de la sociedad.
“No podemos estar ajenos a lo que pasa en la cotidianidad, por eso trabajamos en procesos de defensa de derechos humanos de trabajadores, mujeres y niños. Nosotros sabemos que la situación está como está porque es lo que le conviene a la élite de poder y nuestras acciones han sido incómodas para el gobierno y esa elite”, resalta Misael.
Estas acciones han provocado que miembros de Centinelas sean perseguidos. Por ejemplo, en 2020, Roxana Coronad, integrante de Centinelas, estuvo en la carceleta de tribunales tres días, ella participó en una manifestación pacífica, y al final, el Gobierno la acusó por desorden público y la arrestó junto a su familia.
Después, en mayo de 2021, Misael fue acusado por la Fiscalía de Delitos Electorales, dirigida en ese entonces por Rafael Curruchiche. Fue acusado por firmar un acta en donde se quería inscribir a un partido político falso, sin embargo, se demostró que la firma era falsa y se trataba de un robo de identidad.
“A pesar de todo me ligaron a proceso, me han causado daños personales y a mi familia, especialmente cuando hicieron un allanamiento en mi casa e hicieron un alboroto sin importar que ahí estuvieran mis hijos”, afirma.
Misael expresa que es una manera para tratar de infundir temor, porque siempre queda esa incertidumbre de salir a manifestar o dejar de hacerlo.
“Anhelamos la dignificación de la persona humana, en donde todos podamos vivir con dignidad y tengamos lo necesario para vivir bien. Anhelamos que haya cambios en el Estado que permitan que las personas vivan bien, y que podamos ejercer el poder ciudadano como en el 2015, que hubo una articulación de muchas personas y se lograron cambios”, puntualiza Misael.