
La partida de un ser querido que decide migrar a Estados Unidos siempre causa tristeza en la familia, sin embargo, cuando se pierde contacto con ellos después de algunos días de su salida, la tristeza se convierte en angustia.
Hace siete años, surgió el Programa de Acompañamiento Familiar en el Equipo de Estudios Comunitarios (ECAP), en donde dan acompañamiento psicosocial a familiares de migrantes desaparecidos.
“El programa lo iniciamos en 2015, y encontramos que casi 200 familias habían puesto una denuncia de desaparición en la Procuraduría de los Derechos Humanos. Los contactamos y los organizamos para hacer grupos de acompañamiento psicosocial. Trabajamos en seis regiones: Huehuetenango, Quetzaltenango, Oriente, Chimaltenango, Región Ixil (Nebaj) y Sipacate”, explica Judith Erazo, coordinadora del Programa de Migraciones en ECAP.
Judith cuenta que algunos de los participantes son familiares de víctimas de las masacres que ocurrieron en México en los últimos años, y aunque ya recibieron las cenizas de su ser querido, siguen con la incertidumbre de saber si realmente eran ellos, porque algunos no recibieron la identificación de ADN.
“Ofrecemos atención psicosocial de manera grupal e individual, y los visitamos en su casa para conocer las condiciones de la familia. Acompañamos el proceso de búsqueda, de notificación y repatriación, o de reencuentro si el familiar está vivo, porque en ocasiones están en la cárcel o en el hospital”, añade.
Cuando los migrantes desaparecen en el desierto o en la zona fronteriza de Estados Unidos se vuelve más complejo encontrarlos, porque los procesos de identificación en las morgues de la frontera son muy largos y no existe un mecanismo nacional que se haga cargo, solamente a través de pequeñas organizaciones que apoyan estos procesos.
“Pensamos que durante la pandemia las personas iban a dejar de migrar, pero el fenómeno aumentó porque la situación en el país está más difícil, la canasta básica ha subido mucho y hay pocas fuentes de trabajo”, puntualiza Judith.
La experta resalta que media vez exista una persona cerca que migre, llegue a Estados Unidos y le empiece a ir bien, se convierte en un incentivo para que otros decidan irse, sin embargo, no todos corren con la misma suerte, por lo que ellos apoyan los procesos de búsqueda de justicia para esclarecer qué pasó con los migrantes desaparecidos