
Lidia Zet es una joven maya kaqchikel del caserío Los Pajoques, aldea Loma Alta, San Juan Sacatepéquez. Desde hace 10 años participa en la Asociación Grupo Integral de Mujeres Sanjuaneras (AGIMS), que trabaja para mejorar la situación de vida de las mujeres, especialmente indígenas, de ese municipio.
Lidia nunca olvidará la primera vez que llegó a AGIMS, ya que una tía la invitó a una capacitación de fortalecimiento y liderazgo, y ese día se sorprendió al escuchar a otras mujeres que contaban sus experiencias de organización comunitaria y empoderamiento, y cómo resolvían las necesidades que tenían, porque eran las mismas que afectaban a su comunidad.
“He aprendido que como mujeres tenemos derecho a vivir una vida libre de violencia, tenemos derecho a participar, derecho a organizarnos en nuestras comunidades para buscar un bien común y a exigir lo que nos pertenece. Muchas veces nos niegan esas oportunidades por el hecho de ser mujeres indígenas”, afirma.
Lidia es una lideresa en su comunidad, y lo que aprende en las capacitaciones lo comparte en su familia y con otras mujeres, y comenta que a nivel comunitario todavía no es bien visto ver a mujeres en espacios de toma de decisiones, que puedan expresarse y exigir sus derechos. “Hay muchas niñas que no tienen acceso a la educación y las obligan a casarse a temprana edad, dejándolas sin otra opción. A otras las mandan a trabajar y también les quitan el derecho de estudiar”, cuenta.
Lidia ha tenido la oportunidad de estudiar, trabajar y participar en espacios de empoderamiento, y ha contado con el apoyo de su familia, y eso es lo que ella anhela para las niñas y jóvenes de su comunidad.
“Gracias a las capacitaciones veo a muchas mujeres en mi comunidad que ya denuncian y participan en otros espacios. Ya veo desarrollo, veo a muchas niñas hablando de derechos y expresándose con libertad”, comparte.
Lidia participa de manera activa en el caserío Los Pajoques, impartiendo talleres de derechos humanos a jóvenes que asisten a un centro educativo, también da cursos gratis de kaqchikel, y asegura que estos servicios comunitarios han transformado su vida y la encaminan a su sueño de fortalecer a la juventud y niñez de San Juan Sacatepéquez.